CAOS CALMO
A veces se trata, justamente, de hacer lo contrario de aquello que sería aconsejable. A veces se trata de asumir un riesgo, de ir al lugar equivocado, de ver un objeto prohibido, de escuchar las voces materiales que dirán aquello que no debería escucharse. Lo mejor que se puede decir de una crónica, en este medio, es que no está sujeta a reglas estrictas o a criterios declarados que deban ser respetados por encima de todas las cosas. En principio, se trata de hablar de una película, pero esto sería tan sólo como hablar de amor cuando en realidad de lo que estamos hablando (en privado, en los agujeros negros del sueño) es de algo mucho más parecido al sexo. Así, puedo inventar un léxico (como diría Rorty), o al menos intentarlo, para acercar mi experiencia a aquellos que se asoman a estas líneas. Herramientas de siempre con una nueva función en un determinado juego de lenguaje, con signos intercambiables, con un horizonte nuevo. En el fondo, para leer una buena crítica de cine, documentada, objetiva, ya están los críticos de cine. Pero, además, el asunto se enfrenta en principio a dos cuestiones que parecen insalvables: en determinadas ocasiones (por no decir en todas) no debería decirse (anticiparse) absolutamente nada de una hermosa obra de arte: sería como robar una parte importante del tesoro a las personas que deben descubrirlo por sí mismas. Y, además, si no debe decirse (anticiparse) absolutamente nada de una hermosa obra de arte, pero estamos empeñados en hacerlo, habrá que ser extremadamente generosos.
Al parecer, en algún lugar de la pantalla están sucediendo cosas. Como siempre que se trata de seres humanos algo, inesperadamente, de manera sorprendente, por causa del azar o del destino, se ve decisivamente alterado; es así como comienzan las historias. Donde antes había, inmóvil, una figura, esa figura, de pronto, desaparece, o cobra otro valor de verdad, o de sentido, o pasa a carecer de presencia, de significado y de perfume. Los personajes, entonces, tienen que tomar decisiones; se ven obligados a ello: forma parte del guión de la película, es decir, forma parte del guión de la propia vida. Aunque, en ocasiones, lo que ocurre ante nosotros es que se ven completamente imposibilitados para la toma de decisiones: dejan, incomprensiblemente, de tomarlas. O se dejan llevar por el curso de los acontecimientos o intentan asumir los hechos de acuerdo con las leyes naturales de la supervivencia. Pero, como en la vida misma, todo resulta misterioso. Se pueden buscar explicaciones, pero mejor conformarnos con obtener la mejor, o la más aproximada, al menos, de las descripciones. De hecho, como afirmaba Wittgenstein: el cuerpo humano es el mejor retrato del alma humana. El dolor llega o no llega, se presenta o se retrasa, pero podemos estar seguros: si nos miramos en el espejo (es decir: en la pantalla) y vemos lo que ahora estamos viendo, sabemos en verdad qué nos está pasando. También podemos sentarnos a esperar, indefinidamente, en un banco del parque a que el tiempo vaya pasando. A que el tiempo pase mientras hacemos listas interminables de las líneas aéreas en las que hemos viajado, mentalmente, del nombre de las calles o de las viviendas donde hemos habitado a lo largo de toda nuestra existencia, y mientras la gente pasa a nuestro lado, confundida, extrañada, y nos observa. Y nos cuenta su vida y nos abraza y vuelve a contarnos su vida, a abrazarnos, porque todo, en realidad, es un misterio. A que el tiempo pase porque estamos esperando lo único verdaderamente importante. ¿O es que puede haber algo verdaderamente más importante?
“El dolor –escribió Emily Dickinson- tiene algo de vacío; no puedo recordar cuándo empezó o si hubo un tiempo cuando no estaba”. El director de Caos calmo, una excelente experiencia, es el italiano Antonello Grimaldi. El filme está basado en la novela del mismo título del escritor Sandro Veronesi. El hombre que se sienta en un banco del parque es Nanni Moretti. En Caos calmo, además, aprendemos qué es un palíndromo. Y aprendemos, como en la vida misma, la diferencia que existe entre reversible e irreversible.
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pini -